28 de marzo de 2012

¿REDD+ podría traer beneficios a los territorios indígenas? siempre y cuando se respeten sus derechos

Bosque en el nainu del grupo Bondi. Foto: Gubiler
Los problemas que hoy enfrentamos, principalmente la amenaza latente sin retroceso es, el cambio climático. Todos hablamos de ello, nos preocupa… que el mañana sea incierto. Entonces, como siempre surgirán programas y proyectos para apaciguar o minimizar su efecto. Muchos de estos programas o proyectos con malas experiencias, en muchos casos por falta de voluntad política de los gobiernos.

El tema REDD+ que abordamos para muchos es considerado complejo. Pero, parece que nosotros mismos lo hacemos complejo. O son intencionados para que la población no las discuta, y el debate quede en manos de unas cuántas personas o los llamados “especialistas”? Estos temas deben ser abordados por todos.

REDD+, qué es eso? Aún no se sabe a profundidad qué futuro nos espera con ello. Son proyectos pilotos o bien experimentales. Sin embargo ya hay posiciones radicales, sin abordar el tema en su conjunto, sin conocer las causas, sin conocer lo que es carbono, su rol en las plantas, árboles, animales y el hombre.

Lo que se debe conocer que es un derecho ancestral cobrar a los países desarrollados, por la invasión o usurpación que hizo sus ancestros europeos a las tierras o territorios de los pueblos originarios. Son los derechos de los pueblos originarios a sus bosques y al carbono que desde siglos los vienen conservando para seguir disfrutando, para seguir viviendo bien.

Lo que sí debemos hacer, hoy día, es fortalecer las instituciones tradicionales de manejo territorial y como una estrategia ayudar a defender esos territorios de la competencia externa que amenaza con sacar provecho de derechos de las tierra y territorios de los pueblos originarios.

Cuando se presentan propuestas de proyectos de REDD+, como la de ONU-REDD o por empresas como Wildlife Works Carbono (WWC), entre otros, estás deben pasar por los mecanismos o normas establecidas correspondientes a cada pueblo originario. Aplicando el principio de la consulta previa al conocimiento previo e informado. Eso es un camino que hay que recorrer, que no les gustan a muchos proponentes de proyectos. En Gunayala, las propuestas de proyectos grandes pasan por tres Congresos o Asambleas Generales, cada seis meses. Es decir, se debe analizar, evaluar, buscar sus partes positivas, rechazar las negativas hasta se puede llegar a presentar una contrapropuesta, si les gusta a los interesados o no, es problema de ellos, y allí puede morir la intención. Pero la palabra final lo tienen los propios pueblos a través de sus asambleas o congresos generales, eso después de aclarado el asunto ampliamente.

Independiente que en Abiayala los gobiernos nacionales han empezado a reconocer territorios de los pueblos originarios, definir el acceso y la propiedad de la tierra e introducir nuevos conceptos, enfocadas en “la comunidad” o enfocados en los “interesados”. Los territorios de los pueblos originarios hermanados con sus bosques continúan sufriendo la presión de colonos, madereros ilegales, intereses hidroeléctricos, intereses mineros y petroleros, cuyas prácticas amenazan los medios de vida de dichos pueblos.

Tenemos serios desafíos para una gobernanza territorial eficaz, el mundo avanza y debemos avanzar al igual que ellos, pero bajo nuestros propios principios para seguir gobernando nuestro propio destino. Debemos buscar, o diseñar modelos propios de desarrollo integral sostenible y lo tenemos, simplemente no hemos escudriñado la experiencia dormida.

Sabemos bien que los territorios de los pueblos originarios ya cuentan o ya existen con instituciones de gobernanza. Sin embargo, las observaciones de campo demuestran que hace falta fortalecer y adaptar las instituciones tradicionales ante nuevas realidades. Si no hacemos este ejercicio, estaremos como estamos.

Se espera que Abiayala reciba una parte importante de los 30 mil millones de dólares que podrían ser transferidos de los países desarrollados a los países en desarrollo cada año para reducir la deforestación bajo el sistema de reducción de emisiones provenientes de la deforestación y degradación de los bosques (REDD+). Se reconoce que los esquemas REDD+ podrían constituir formas potencialmente económicas y efectivas para mitigar el cambio climático; sin embargo, en el contexto de los territorios de los pueblos originarios, REDD+ podría involuntariamente convertirse en una nueva amenaza o intensificar otras, especialmente en el caso de aquellos cuyos derechos a la tierra no están asegurados. Estas amenazas incluyen actores que exigen beneficios de REDD pero que al mismo tiempo restringen las actividades de medios de vida de los pueblos originarios.

Además los derechos de carbono son de todos. Sin embargo, son los pueblos originarios quienes lo han conservado por siglos. Los derechos de carbono no se pueden vender, porque los territorios de los pueblos originarios de Panamá son inalienables, por ley panameña. No se puede otorgar por 30 o más años el derecho de carbono a empresas más cuando son extranjeras.

Por lo tanto, los planificadores de REDD+ necesitan tener en cuenta las realidades nacionales y la diversidad que caracteriza a los territorios de los pueblo originarios a fin de asegurar que los beneficios lleguen a los destinatarios previstos.

Aquellos involucrados en proyectos REDD+ en territorios de los pueblo originarios deberían aprovechar las capacidades y conocimientos de los pueblos originarios para diseñar modelos REDD+ flexibles que tomen en cuenta las características especificas de cada territorio, promoviendo el desarrollo de capacidades y la autogobernanza o autogestión compartida a largo plazo.

REDD+ podría también ofrecer nuevas oportunidades ante la deforestación, como amenaza primaria a la integridad de los territorios de los pueblos originarios. Estas oportunidades podrían asimismo apoyar al fortalecimiento de territorios de los pueblos originarios como entidades políticas, sociales y económicas, propias.

REDD+ si cumple realmente el respeto de los derechos colectivos como el derecho a la autonomía, a manejar los recursos naturales y al consentimiento libre, previo e informado (CLPI), los pueblos originarios podrían potencialmente ver como se materializan los beneficios. Las iniciativas de REDD + debe reconocer la diversidad local y no imponer modelos ajenos. Debe reconocer que hay poderes colectivos, necesarios para mantener el acceso y control de la tierra y los recursos.

Esperamos comentarios al tema presentado.

Lecturas relacionadas

CIFOR 2010. REDD+ y territorios indígenas en América Latina ¿Amenaza u oportunidad? Infobrief, N º 24s, agosto 2010. 4 p.

Larson, A.M. 2010. Making the ‘rules of the game’. Constituting territory and authority in Nicaragua's indigenous communities. In: Land Use Policy. Volume 27, Number 4. pp. 1143-1152

Larson, A.M.; Corbera, E.; Cronkleton, P.; Van Dam, C.; Bray, D.B.; Estrada, M.; May, P.; Medina, G.; Navarro, G.; Pacheco, P. 2010. Rights to forests and carbon under REDD+ initiatives in Latin America. Center for International Forestry Research (CIFOR) Bogor, Indonesia. 8 p.

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